No mucho tiempo atrás, nuestra Presidente comentó lo mucho que la había
hecho reír volver a ver un viejo programa de Tato Bores, y hasta afirmó muy
risueña que, de haber estado aún vivo el actor, seguramente sería
kirchnerista...discrepando con la opinión presidencial (algo más que inusual en
el devoto y dócil "staff" gubernamental) el ministro del Interior
manifestó que Tato había hecho muy poco contra la dictadura, a través de su clásico
personaje de la peluca, los anteojos, el frac y el cigarro.
Y uno piensa que no fueron muchos los que se animaron, a través de los
medios audiovisuales, a enjuiciar humorísticamente a los gobiernos militares, y
a sembrar así en el auditorio opiniones que, bajo un manto risible,
contenían conceptos duros, a veces hasta lapidarios...Tato tenía como
innatos dones una hábil ubicuidad y una certera precisión, y sus
dardos verbales lesionaban al poder de facto tanto o más que un disparo
directo.
No pocas veces, la palabra jocosamente camuflada es más precisa y más
oportuna que el lenguaje directo y frontal, y la Historia brinda múltiples ejemplos,
desde las sátiras griegas de Aristófanes y las romanas de Plauto en la
antigüedad hasta, por citar una, en la Francia del siglo XVIII "Las
bodas de Fígaro", de Beaumarchais, que provocaba la risa en la corte
versallesca, sin que esa nobleza palaciega notara que se estaba riendo de una
ácida crítica social hacia su propio ámbito aristocrático.
Más cerca ya de nosotros en el tiempo, la novelística, la dramaturgia, la
cinematografía, dieron innumerables ejemplos de una cáustica crítica
solapadamente disimulada en comedias, en epigramas, en refranes populares, en
canciones, en chistes...el señor Ministro olvida, también en este caso, que en
la Francia absolutista de Luis XIV un poeta apellidado Santeul, que aunque
francés solía escribir en latín, acuñó la frase "Castigat ridendo
mores" (que se podría traducir como "castiga, o corrige, las
costumbres riendo") al referirse a la comedia, ya que según él el humor es
tan útil como el rigor para efectuar correcciones conductuales..
Y, volviendo a Tato Bores, y a su aparente lenidad, según el Ministro, frente
a la dictadura, uno recuerda cuantas personas sí hicieron poco, o nada, contra
esa dictadura, y prefirieron por ejemplo dedicarse a negocios inmobiliarios y a
gestiones hipotecarias muy redituables, en vez de proceder fácticamente contra
el gobierno de facto, o de ocuparse de los derechos de ciudadanos encarcelados
por sus ideas en el momento que era necesario, y no después.
Siguiendo con el tema de la risa, uno leyó en un artículo escrito por el
secretario de Cultura de la Nación donde éste manifiesta, con respecto al
actual ministro de Economía y también candidato a la Vicepresidencia del país, que
éste "es, sin duda, un hombre alegre, lleno de optimismo y energía
positiva, de ningún modo superficial" (sic)... y uno piensa, ¿nada
superficial?... ¿y qué indica su opinión de que la inflación sólo afecta a las
clases medias altas?... ¿y qué evidencia su imitación manual de las orejas del
Topo Gigio, estando al lado de nuestra Presidente, cuando ella, aunque se haya
expresado con jocosidad, estaba frente al atril desarrollando un discurso
presidencial televisado a todo el país?... tanto su evaluación sobre los
efectos de la inflación como su manipulación auricular junto a la Presidente de
todos los argentinos en momentos en que ella hablaba públicamente sugieren más
bien "superficialidad" intelectual y conductual que profundidad
racional e intelección aguda.
Uno tiene presente en el recuerdo algunos rostros con frecuencia
sonrientes en el mundo de la política, y vienen aleatoriamente a la memoria el
de Juan Domingo Perón y el de Jimmy Carter, por citar un par, pero en el caso
en cuestión su permanente risa, ante toda circunstancia y en todo momento, descoloca
no pocas veces al espectador.
Continuando con la nota del secretario de Cultura, más adelante él
afirma que "en estos tiempos, la economía está subordinada a la
política", lo que es bastante cierto, pero uno se anima a agregar
que, a su vez, en estos tiempos mucho se subordina la política al partidismo, pues
las banderías partidarias subordinan a la cosa pública (en latín, "res
publica", lo que significaría la república), y todo lo demás "se
pierde por mengua", invirtiendo el dicho evangélico de que todo lo demás
se dará por añadidura.
Tal vez sea "futurología apocalíptica", como escribió el señor
secretario (y ojalá lo sea) el planteo que uno se hace, pero ¿si por alguna
eventualidad, como ya ha sucedido en el país en anteriores ocasiones, el
vicepresidente debiera reemplazar a la Presidente por más tiempo del que podría
demandar un viaje protocolar al extranjero, qué sucedería?... ¿podría él ocupar
idóneamente la presidencia de la República como ella lo hace?... el candidato
es, según el secretario, "un hombre alegre, lleno optimismo y energía
positiva", y más adelante agrega que "no puedo imaginarlo sino a
través de su alegre vitalidad y juventud espiritual, que metaforizan el nuevo
clima de época" (sic)... y uno piensa, ¿eso basta, además de su firme
fidelidad reconocida por nuestra Presidente, para suplantarla a ella en caso
necesario?... uno tiene grandes diferencias ideológicas y fácticas con la
actual gestión, pero no se le puede desconocer a la Presidente una
innegable habilidad política y un seguro manejo ejecutivo.
Y también piensa, ¿el rock, las guitarras eléctricas, las motocicletas
de alta cilindrada, no marcan en realidad un "clima de época no
nueva", sino más bien cercana a los "road movies" y otros filmes
de décadas pasadas, donde descollaban Peter Fonda, Patrick Swayze, Matt Dillon,
Michael Rourke, y otros jóvenes actores?.
Uno desea estar equivocado, ya que su ascenso a la vicepresidencia es
prácticamente un "fait accompli", y ante esta próxima realidad espera
que su "futurología apocalíptica" no se concrete, que sea una fracasada
predicción, y que el joven, aunque ya bastante maduro, actual ministro de
Economía demuestre al acceder al nuevo cargo que uno incurrió en un error al
minusvalidarlo para ejercer tan importante función.
Pablo Miquet