Entre los sumos sacerdotes intelectuales de la mística "nacional y
popular" del actual gobierno se encuentra el Director de la Biblioteca
Nacional Horacio González, que al parecer hace gala de un elitismo cultural que
no condice con su presunta raigambre ideológica proletaria, al afirmar que el
notorio apoyo electoral recibido por el candidato Miguel del Sel "es un
vaciamiento completo de la palabra política" (sic) ,entre otras razones
porque "aparece una supuesta transparencia, con la cual un supuesto
candidato proveniente de las filas del humorismo se puede que barre con
todas las mediciones políticas y formas de expresión, y, entonces, se declara
una relación directa entre el votante y el político que toca el timbre"
(sic)... o sea, que para el Director de la Biblioteca Nacional es necesario un
emisario culturalmente preparado como intermediario entre el ciudadano y su
gobernante, más complejo y sofisticado que un simple timbrazo.
Es innegable que el erudito funcionario oficial desdice, y contradice, con
sus palabras actuales otras que él suele esgrimir en forma bastante compleja y
no siempre accesible al auditorio "popular" al que pretende acceder:
la supuesta (en este caso, sí válido el adjetivo) búsqueda de lo "nacional
y popular"...en otras palabras, se coloca en un espacio
"culturoso" que no acepta (aunque sí en ciertos casos puntuales) la
opción de tantos electores por un actor, y para peor cómico.
Sin embargo, se dan casos en los cuales personas no provenientes del
mundo de la intelectualidad han demostrado, y Lula de Silva y Eva Perón son
ejemplo de ello, que no siempre ese antecedente "instruido" es
imprescindible para ingresar, y luego hacerse valer, en el orbe de la política,
y que ese previo camino "inculto" no tiene por qué conducir a un
"vaciamiento completo de la palabra política"...si no pocos políticos
han "vaciado" la correspondiente palabra, y fueron actores de hechos
tragicómicos, o directamente cómicos, o lamentablemente trágicos, ¿por qué un
actor cómico no podrá provocar un "relleno" de credibilidad de la
política?
El Director de la Biblioteca Nacional, cuya actuación está muy lejos de
emular el accionar de su antecesor Jorge Luis Borges, contrasta su proclamado
"progresismo ilustrado" (pues trae a la memoria el "despotismo
ilustrado" sostenido por Catalina la Grande de Rusia y por Federico el
Grande de Prusia, cuya divisa era "Todo para el pueblo, pero sin el
pueblo"), con una selectiva valoración (en este caso, desvalorizadora)
basada en prejuicios "culturosos".
No sólo han votado por del Sel la gente de pueblo sencilla que tal vez
sólo lo conoce por su personaje "La Tota", vecina barrial bien
"nacional y popular", sino también mucha gente de campo
"ninguneada" y ofendida por el gobierno central, además de parte del
peronismo no kirchnerista, y de aquellos electores desilusionados por los otros
dos partidos presentados, en la búsqueda de algo diferente.
Ernesto Sábato dijo, uno cree que citando a Jean Paul Sartre, que
vivimos el tiempo del desprecio, y esta subestimación no sólo del cómico
elegido por una gran mayoría sino también por los electores que lo votaron,
este desdén que desestima a "un supuesto (!!!) candidato proveniente de
las filas del humorismo", y por carácter traslativo a sus votantes,
marca el engreimiento petulante de algunos intelectuales "militantes"
que se autoseleccionan como dueños exclusivos de la verdad revelada, y se creen
los únicos evangelistas del pensamiento político indiscutiblemente válido...desde
su selecto reducto en la Biblioteca Nacional, pontifican, y vierten intrincadas
encíclicas que al argentino "nacional y popular" no le llegan por su
confuso lenguaje y sus aun más confusos contenidos.
Pablo Miquet