viernes, 23 de septiembre de 2011

Legitimidad moral


Días atrás, durante el festejo del décimo aniversario del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA - Fundación Constantini) el secretario de Cultura de la Nación dijo que "creemos que los pueblos son tan exitosos como su cultura. Creemos en la convivencia de las iniciativas públicas y privadas. Lo privado debe ser valorado, pero reconocemos el espacio que ocupa lo público donde lo privado no está".
Y uno piensa que en el espacio cultural cuánto más es el lugar que ocupa lo privado, allí donde lo público no está... evidentemente, ocupa mucho más, aunque gran parte de ello se realiza en forma callada, y no pocas veces sacrificada, sin realizar grandes alharacas publicitarias ni recurrir a exhibicionismos oficiales.
Durante el mismo acto, el ministro de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires coincidió con el secretario en que "el éxito se construye con la integración entre lo público y lo privado, cuando nos reconocemos como un equipo donde hay liderazgos que poseen una visión", pero agregó " eludiendo los protagonismos políticos".
Para completar el enfoque, la multifacética Marta Minujín expresó, sobre el MALBA, que "su éxito es la permanencia, es buenísimo que sea privado porque se realizan más inversiones que en los museos públicos"... y realmente el MALBA, nacido con el aporte económico y cultural de un exitoso empresario argentino, ha llegado a ser un referente mundial del arte latinoamericano, y también un exponente del alto nivel cultural argentino dentro de las artes plásticas.
Siguiendo con temas culturales, el oficialismo ha creado el programa Conectar Igualdad, para que docentes y alumnos de las escuelas públicas reciban en forma inmediata y directa la información difundida por la agencia oficial Télam, para lo cual se ha planificado la distribución en todo el país de 3.000.000 de notebooks a alumnos y docentes de educación secundaria de escuelas públicas, de educación especial ,y de institutos de formación docente...la medida no deja de ser elogiable, a menos que se politice la información brindada, como ya ha sucedido antes tantas veces, incluso en nuestro país.
Sin embargo, el filósofo y epistemólogo Mario Bunge, intelectual argentino de 92 años radicado en Canadá, y mundialmente conocido (sólo su tratado de Filosofía abarca 8 volúmenes) que dedicó su vida a la docencia y a la investigación científica y filosófica, asegura que existe "la creencia generalizada de que basta dar una computadora a un chico para que sea una persona civilizada. Y no es así, eso no basta, y ni siquiera es necesario (...) No se puede mejorar la educación si no se procura llenar la barriga de los estudiantes, mejorar su estado de salud, y si no se enseña a enseñar"
También expresó que "el problema de la educación es sistémico, y por eso requiere una solución sistémica. Hay que reformar la política, la economía y la educación al mismo tiempo", e igualmente dijo que "en política no hay sistemas legales puros (...) un Estado puede tener legitimidad jurídica y carecer de legalidad política (...) Cualquier forma de conducta humana puede legalizarse, pero lo que no basta es la ley jurídica, ni siquiera la legitimidad política, sino que también es necesaria la legitimidad moral"
Legitimidad moral... a quienes les quepa el sayo, oficialistas u opositores, que se lo coloquen...un personaje de Shakespeare dice que la política está por encima de la conciencia...y uno podría agregar que nunca debe estarlo, sin embargo, por debajo de la moral.
Pablo Miquet

jueves, 22 de septiembre de 2011

Neologismos K


Dentro de algunos de los innegables logros de la actual gestión gubernamental actual está el de haber instalado la aparición de ciertos neologismos aplicables al quehacer político.
Nadie ignora que la actitud de un diputado que apenas electo por los votantes de un determinado partido político los traicionó corriéndose a otra bandería política dio origen al vocablo "borocotización", y a su correspondiente verbo reflexivo "borocotizarse".
Viendo los diversos y variados avatares que se están dando en el ámbito político, uno se anima a neologizar otras actitudes...así, "alarconización" significaría el hecho de aceptar un cargo público del gobierno al cual antes se criticaba negativamente, y trocar esa anterior combatividad por un posterior silencio complaciente y total.
"Mendigurización" designaría la actitud de adaptarse "ipso facto" a un gobierno que seguirá reteniendo el poder, y cambiar la previa beligerancia por una sumisa postura conciliatoria, en una especie de gatopardismo inverso, pues no es el gobernante el que cambia en parte para que en realidad nada cambie, sino el gobernado el que decide (o aparenta hacerlo) cambiar  para que todo siga igual, adaptándose a aceptar lo que antes se resistía a consentir, lo que antes se rehusaba a tolerar.
"Schoklenderización" podría simbolizar el acto súbito de transfigurarse en un instante, y de ser un ilustre personaje que se codeaba con importantes funcionarios y con renombradas figuras del ambiente político-social, pasar a transformarse en un demonizado y peligroso enemigo, en un estafador, en un traidor, en un falsificador.
"Gildización" (no por la Gilda eternizada por Rita Hayworth en la pantalla sino por el Gildo formoseño que pretende eternizarse en el poder)  sería el propósito de recurrir a cuanto medio sea posible para perpetuarse en el gobierno.
"Solarización" definiría la postura del político que, habiendo pertenecido a un determinado partido, se alejó de él cuestionándolo duramente, y después de haber fracasado tras su hégira vuelve al hogar originario, del que dice haber visto antes siempre sólo lo malo, y nunca la parte buena, al parecer tardíamente descubierta.
"Bullrichación" sería el neotérmino aplicable al político que salta conejunamente de un partido a otro, en forma periódica, constante,y repetitiva.
"Boudouización" podría ser adjudicable al político con tendencia a ensalzar desorbitadamente al poder de turno diciendo, por ejemplo, que "el 25 de mayo de 2003 Néstor Kirchner refundó la Argentina" (sic), y otros muchos elogios desmesurados y exorbitantes.
"Oposicionización" correspondería a esa especie de juego híbrido entre la escondida, las esquinitas, el Don Pirulero, el Gran Bonete, la mancha venenosa, el Martín pescador, y tantas otras infantilidades con las cuales se distraen (y nos distraen de la realidad) los diversos, y dispersos, miembros de la llamada "oposición".
Si uno se dedica a crear otros neologismos políticos de actualidad, seguramente los podrá encontrar, pero los antes ideados (sin que haya sido necesario mucho ingenio para hacerlo, sino tan sólo un poco de observación) bastan para mostrar las posibilidades imaginativas que la presente situación ofrece para esta creativa, y a la vez recreativa (pues es apta para realizarla un domingo lluvioso, junto a un grupo de amigos) actividad... Si María Elena Walsh cantó "Juguemos en el mundo", entre nosotros hay otros que han optado por una variante: "Juguemos con el país".
Sábato pronosticó, y uno más de una vez lo ha recordado, que las ideologías mueren, pero no los ideales. Siguiendo esa idea, uno se pregunta ¿qué ideales sostenían aquellas personas cuyas ideologías han muerto, o a las cuales se les ha provocado la muerte, por acción o por omisión?... ¿qué las motivó a variar de ideología?...¿qué las llevó a transformarse en ideólogos de otros ideales diferentes?...¿qué los condujo a transformarse en "ideologicidas" de sus ideas anteriores?
En los lepidópteros, las orugas ápteras se  metamorfosean en aladas mariposas... ¿en qué se transfiguran estos personajes que revolotean, si no de flor en flor, sí de partido a partido?
Pablo Miquet

lunes, 12 de septiembre de 2011

Risas y dudas


No mucho tiempo atrás, nuestra Presidente comentó lo mucho que la había hecho reír volver a ver un viejo programa de Tato Bores, y hasta afirmó muy risueña que, de haber estado aún vivo el actor, seguramente sería kirchnerista...discrepando con la opinión presidencial (algo más que inusual en el devoto y dócil "staff" gubernamental) el ministro del Interior manifestó que Tato había hecho muy poco contra la dictadura, a través de su clásico personaje de la peluca, los anteojos, el frac y el cigarro.
Y uno piensa que no fueron muchos los que se animaron, a través de los medios audiovisuales, a enjuiciar humorísticamente a los gobiernos militares, y a sembrar así en el auditorio opiniones que, bajo un manto risible, contenían conceptos duros, a veces hasta lapidarios...Tato tenía como innatos dones  una hábil ubicuidad y  una certera precisión, y sus dardos verbales lesionaban al poder de facto tanto o más que un disparo directo.
No pocas veces, la palabra jocosamente camuflada es más precisa y más oportuna que el lenguaje directo y frontal, y la Historia brinda múltiples ejemplos, desde las sátiras griegas de Aristófanes y las romanas de Plauto en la antigüedad hasta, por citar una, en la Francia del siglo XVIII "Las bodas de Fígaro", de Beaumarchais, que provocaba la risa en la corte versallesca, sin que esa nobleza palaciega notara que se estaba riendo de una ácida crítica social hacia su propio ámbito aristocrático.
Más cerca ya de nosotros en el tiempo, la novelística, la dramaturgia, la cinematografía, dieron innumerables ejemplos de una cáustica crítica solapadamente disimulada en comedias, en epigramas, en refranes populares, en canciones, en chistes...el señor Ministro olvida, también en este caso, que en la Francia absolutista de Luis XIV un poeta apellidado Santeul, que aunque francés solía escribir en latín, acuñó la frase "Castigat ridendo mores" (que se podría traducir como "castiga, o corrige, las costumbres riendo") al referirse a la comedia, ya que según él el humor es tan útil como el rigor para efectuar correcciones conductuales..
Y, volviendo a Tato Bores, y a su aparente lenidad, según el Ministro, frente a la dictadura, uno recuerda cuantas personas sí hicieron poco, o nada, contra esa dictadura, y prefirieron por ejemplo dedicarse a negocios inmobiliarios y a gestiones hipotecarias muy redituables, en vez de proceder fácticamente contra el gobierno de facto, o de ocuparse de los derechos de ciudadanos encarcelados por sus ideas en el momento que era necesario, y no después.
Siguiendo con el tema de la risa, uno leyó en un artículo escrito por el secretario de Cultura de la Nación  donde éste manifiesta, con respecto al actual ministro de Economía y también candidato a la Vicepresidencia del país, que éste "es, sin duda, un hombre alegre, lleno de optimismo y energía positiva, de ningún modo superficial" (sic)... y uno piensa, ¿nada superficial?... ¿y qué indica su opinión de que la inflación sólo afecta a las clases medias altas?... ¿y qué evidencia su imitación manual de las orejas del Topo Gigio, estando al lado de nuestra Presidente, cuando ella, aunque se haya expresado con jocosidad, estaba frente al atril desarrollando un discurso presidencial televisado a todo el país?... tanto su evaluación sobre los efectos de la inflación como su manipulación auricular junto a la Presidente de todos los argentinos en momentos en que ella hablaba públicamente sugieren más bien "superficialidad" intelectual y conductual que profundidad racional e intelección aguda.
Uno tiene presente en el recuerdo algunos rostros con frecuencia sonrientes en el mundo de la política, y vienen aleatoriamente a la memoria el de Juan Domingo Perón y el de Jimmy Carter, por citar un par, pero en el caso en cuestión su permanente risa, ante toda circunstancia y en todo momento, descoloca no pocas veces al espectador.
Continuando con la nota del secretario de Cultura, más adelante él afirma que "en estos tiempos, la economía está subordinada a la política", lo que es bastante cierto, pero uno se anima a agregar que, a su vez, en estos tiempos mucho se subordina la política al partidismo, pues las banderías partidarias subordinan a la cosa pública (en latín, "res publica", lo que significaría la república), y todo lo demás "se pierde por mengua", invirtiendo el dicho evangélico de que todo lo demás se dará por añadidura.
Tal vez sea "futurología apocalíptica", como escribió el señor secretario (y ojalá lo sea) el planteo que uno se hace, pero ¿si por alguna eventualidad, como ya ha sucedido en el país en anteriores ocasiones, el vicepresidente debiera reemplazar a la Presidente por más tiempo del que podría demandar un viaje protocolar al extranjero, qué sucedería?... ¿podría él ocupar idóneamente la presidencia de la República como ella lo hace?... el candidato es, según el secretario, "un hombre alegre, lleno optimismo y energía positiva", y más adelante agrega que "no puedo imaginarlo sino a través de su alegre vitalidad y juventud espiritual, que metaforizan el nuevo clima de época" (sic)... y uno piensa, ¿eso basta, además de su firme fidelidad reconocida por nuestra Presidente, para suplantarla a ella en caso necesario?... uno tiene grandes diferencias ideológicas y fácticas con la actual gestión, pero no se le puede desconocer a la Presidente una innegable habilidad política y un seguro manejo ejecutivo.
Y también piensa, ¿el rock, las guitarras eléctricas, las motocicletas de alta cilindrada, no marcan en realidad un "clima de época no nueva", sino más bien cercana a los "road movies" y otros filmes de décadas pasadas, donde descollaban Peter Fonda, Patrick Swayze, Matt Dillon, Michael Rourke, y otros jóvenes actores?.
Uno desea estar equivocado, ya que su ascenso a la vicepresidencia es prácticamente un "fait accompli", y ante esta próxima realidad espera que su "futurología apocalíptica" no se concrete, que sea una fracasada predicción, y que el joven, aunque ya bastante maduro, actual ministro de Economía demuestre al acceder al nuevo cargo que uno incurrió en un error al minusvalidarlo para ejercer tan importante función.
Pablo Miquet

martes, 6 de septiembre de 2011

La construcción del relato


Demostrando un disciplinado y uniforme "relato", tanto el ministro del Interior como los ministros de Economía y de Trabajo, el jefe de Gabinete, el jefe de la bancada oficialista en la Cámara Baja ( y ex candidato a la gobernación santafesina), e incluso algún senador del oficialismo, coincidieron en "denunciar" maniobras desestabilizadoras y "destituyentes" (Carta Abierta dixit) de los "monopolios mediáticos hegemónicos corporativos" periodísticos, haciendo directa alusión a los diarios "La Nación" y "Clarín", considerándolos exponentes e instigadores del accionar de la oposición contra el oficialismo.
Como muletilla constante, los acusan de desinformar al pueblo, de publicar "mentiras"(sic) sobre el "modelo" gobernante, de exagerar los escasos (que no son tan pocos) errores del Gobierno, de resaltar los aciertos (que sí son pocos) de la oposición...en fin, de buscar por diversos caminos influir mendazmente en el pensamiento del pueblo argentino, distorsionando la información y alterando la realidad.
Es sorprendente que, sin embargo, esos mismos funcionarios no tengan en consideración que el oficialismo recurre a lo mismo, y con la misma intención, a través de los cada vez más numerosos medios de opinión impresos, radiales y televisivos de los que dispone, en los cuales el "modelo" realiza lo que él dice que los medios opositores hacen, haciéndolo él con un estilo y con un léxico que distan bastante de la corrección, y se acercan con frecuencia a la vulgaridad, e incluso a la grosería..
Y uno recuerda diversas situaciones que parecen anticipar a las actuales, algunas relativamente recientes, y otras bastante lejanas ya... entre las primeras, están las acusaciones que el Gobierno nacional hizo sobre maniobras fraudulentas en las cercanas elecciones provinciales chubutenses, donde hasta obligó a un recuento "voto a voto" (que al final le dio la victoria al candidato opositor...aunque éste, apenas elegido, cambió de bando... el Gobierno perdió la votación, pero ganó al gobernador...como para uno de los cuentos de Pago Chico del divertido Chamico)
Y uno piensa, ¿cómo, unos pueden cuestionar, en incluso sospechar de manejos electorales distorsivos, y otros ni siquiera pueden volcar opiniones ajenas periodísticamente?... ¿cuál es la finalidad del partido gobernante: desarticular las "corporaciones mediáticas", o acallar toda información cuando a él no le place que se difunda?
Y, entre los recuerdos más remotos, uno no puede olvidar el operativo contra la prensa no adicta al régimen durante el primer período peronista, que culminó, con llamas incluidas, en la expropiación del diario "La Prensa" y, más cercano a nosotros, el intento no peronista sino radical durante el gobierno de Raúl Alfonsín, cuando el ministro Troccoli acusó a una decena de periodistas (entre ellos a uno que firmaba con el seudónimo de Daniel Luppa), e incluso temporariamente se los detuvo, adjudicándoles intentos desestabilizadores, y hasta de amenazas de atentados contra establecimientos escolares.
El operativo oficial actual exhibe un sincronizado mecanismo hábilmente aceitado, y preanuncia tal vez un futuro conflictivo no muy lejano para quienes crean necesario y oportuno discrepar con el accionar gubernamental...entre tanta embestida focalizada, brillan sensatamente las palabras reflexivas del presidente de la Suprema Corte de Justicia, que dijo textualmente que "la verdad hay que comunicarla, sea cual fuere el efecto y se moleste quien se moleste ;la crítica favorece y fortalece el discurso público en una sociedad. Si nos critican, mejoramos; no debemos enojarnos por eso "
No es infrecuente que la intolerancia busque el amparo de las sombras para actuar: uno recuerda, en la Francia del siglo XVI, la sangrienta "Noche de San Bartolomé" que diezmó a los hugonotes protestantes... y en la Alemania rumbo al nacionalsocialismo, de la "Noche de los cristales rotos" destrozando las vidrieras de los judíos... y, entre nosotros, durante gobiernos militares, la "Noche de los bastones largos" contra universitarios, y la "Noche de los lápices" contra estudiantes aún adolescentes...en todos estos casos, la oscuridad como cómplice de la injusticia, las tinieblas embozando lo injustificable, la penumbra cubriendo lo arbitrario.
Y uno piensa ¿esta campaña, hecha a pleno sol (plagiando a René Clement), tan estructurada, tan programada, tan uniformemente proyectada, no estará planificada en base no a la violencia física como en los casos antes citados, pero sí en base al descrédito popular hacia los denominados "monopolios mediáticos hegemónicos corporativos", por eludir éstos el "relato" orquestado por el oficialismo?... ¿no será un prólogo de incursiones más efectivas que la palabra sobre aquellos diarios?
El ministro del Interior acusó expresamente a los dos diarios capitalinos de mayor tiraje de "tener una actitud que atenta contra la democracia" (sic)... seguramente el señor ministro ignora que George Orwell, autor de esa escalofriante novela de política-ficción que es "1984" dijo algo así como que si la libertad significa algo, ese algo es tener el derecho de decirles a los demás lo que ellos no quieren oír... o sea, lo que no aceptan escuchar, lo que se niegan a reconocer, lo que prefieren acallar...uno recuerda haber leído en "El miedo a la libertad", de Eric Fromm, que el hombre suele temer el hecho de disponer de su propia libertad, suele no animarse a ejercerla...en este caso puntual, como en tantos otros, se da algo diferente : es el gobernante el que teme a la libertad de pensamiento del gobernado, para lo cual trata de dificultar la libertad de de palabra a través de la información pública, y la libertad de acceso a ella por parte del ciudadano.
 Pablo Miquet