jueves, 26 de mayo de 2011

Sarlo y 6,7,8

Días atrás, un promocionado espacio de la TV oficial (que, uno insiste, cumple un rol de "vocero" gubernamental oficialista, y no el estatal apartidario que le corresponde desempeñar) se apartó de su método de invitar solamente a "voces" del sector gobernante, e invitó a la "opositora" Beatriz Sarlo, aunque se cuidó de hacerlo también simultáneamente con dos partidarios del "modelo" : el sosegado y respetuoso pensador Ricardo Forster, y el irascible y confrontativo funcionario Gabriel Mariotto, presidente de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual AFSCA, ex COMFER).

Durante el programa, al cual uno recuerda que Horacio Verbitsky ("alma mater" del diario "Página 12",e identificado plenamente con el actual gobierno nacional) definió como "un show informativo sobre temas políticos"(sic) pues "lo que hacen no es periodismo, es propaganda política"(sic),la escritora y columnista expuso sus opiniones, que fueron en parte refutadas y en parte compartidas por el filósofo Forster, y siempre descalificadas (a veces hasta la descortesía) por el colérico funcionario Mariotto, llegando con frecuencia al límite de una exacerbada iracundia.

Del "staff" permanente del programa, hubo sólo algunas incursiones (en no pocos casos desafortunadas) de las dos periodistas integrantes, una de las cuales reafirmó su condición de "periodista militante", lo que no le impidió concurrir a la entrega de los premios Martín Fierro, premiación que había sido criticada duramente en un programa anterior, aunque esto sólo luego de no haberla recibido, pues antes se había hecho gala en el programa de haber sido incluido en las ternas...uno cree haber visto a esa periodista, sin embargo, sentada a una de las mesas durante el acto de entrega de los premios que tanto se denigraron...en fin, una versión "militante" de la conocida fábula de la zorra y las uvas... En cuanto al inexorable Orlando Barone, un simple recuerdo de su pasado periodístico (recurso habitual en el programa para ridiculizar a la "oposición") por parte de Sarlo lo llamó a un silencio sepulcral durante el resto del programa ...el "conmigo no, Barone" de la escritora ya pasó a la mitología del periodismo como un ejemplo del freno interno del "métier" al gatopardismo mediático y al tartufismo oportunista.

A Beatriz Sarlo se la vio tensa como nunca, e incluso por momentos vacilante, lo que resulta inusual en ella, pero el clima a veces hasta belicoso del ambiente, y el hecho de estar frente a una especie de equipo agresor (sólo Ricardo Forster mostraba cierto espíritu conciliador y cierta aceptación de algunos de los conceptos de la escritora) no era el más propicio para la placidez y el sosiego...no obstante, ella salió más que airosa del "match".

Dos detalles que uno cree dignos de resaltar: uno, positivo, las agallas de Sarlo para concurrir a una entrevista que, ella no ignoraba, sería ardua y virulenta; el otro, negativo, la categórica afirmación de Mariotto al decir que "si sos peronista, sos kirchnerista"(sic),o sea que "si se es peronista pero no se es kirchnerista, no se puede ser peronista", dicho esto en forma perentoria, sin dejar margen alguno a aquellos peronistas que no comulgan con el ideario de la actual conducción...desde su arbitraria posición, el funcionario despotricó contra los monopolios mediáticos, sin notar (o sin importarle) que él estaba hablando desde el monopolio gubernamental partidario de un medio estatal rotalmente manejado por el oficialismo...si hay, según él, "corporaciones mediáticas" privadas, al parecer no tiene en consideración que la TV pública oficial que él defiende es en rigor en estos momentos una "corporación" gubernamental partidaria, tanto o más ideologizada que lo que él le atribuye a aquellas otras.

Dos caras dentro de una misma posición partidaria: la de Forster, aceptablemente dialoguista, y la de Mariotto, autoritariamente intransigente...de salir triunfante una vez más el actual "modelo", ¿cuál accionar, y qué ideario, se impondrán?...el dialogístico expuesto, por lo menos en esta ocasión, por Forster, o el intransigentemente dogmático de Mariotto?
Pablo Miquet

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