lunes, 30 de mayo de 2011

"Las diferencias que nos distanciaron"

El escritor francés André Malraux dijo algo así como que la verdad de un hombre es, ante todo, lo que él oculta...y uno lo recordó días atrás, al leer un artículo periodístico de quien fuera jefe de Gabinete entre 2003 y 2008, Alberto Fernández, publicado en "La Nación" (periódico acusado por el oficialismo de ser parte de la "corporación mediática" opositora, no obstante lo cual le publica la nota al ex funcionario, como hace con las de otros conspicuos integrantes, o simpatizantes, de la actual gestión gubernamental) bajo el título de "Kirchner mirado desde adentro", un panegírico del ex presidente fallecido, donde el articulista insiste en recalcar su intensa amistad con Néstor Kirchner, y lo elogia tanto como persona como por su accionar político, sin deslizar siquiera haber encontrado alguna fisura en él, ni como amigo, ni como persona, ni como personaje político... del artículo, se desprende que la figura del ex presidente no presentaba falla alguna.

La Historia, que siempre decanta las pasiones y resalta aciertos y desaciertos, dará con el tiempo su fallo, más allá de místicas y de mitologías apresuradas y temperamentales.

Casi al final de la nota, el ex jefe de Gabinete escribe, sin mayores detalles, sobre "las diferencias que nos distanciaron" (sic), lo que deja al lector en una imprecisa nebulosa en torno a las motivaciones de su desencuentro con el ex presidente, aunque se deduce que han de haber sido lo suficientemente intensas como para inducirle la renuncia.

Y uno piensa, ¿qué motivó que el entonces fidelísimo funcionario se distanciara tanto de su antiguo mentor, como para alejarse de los cargos públicos que había desempeñado tanto durante la presidencia de Néstor Kirchner como durante la de su esposa y sucesora, nuestra actual Presidenta, abandonando su actividad gubernamental dentro del "modelo" progresista nacional y popular?

Si se acepta su valoración personal sobre el ex presidente, como ser humano y como hombre público (lo que, se insiste, será definido por la Historia y no por la contemporaneidad, propensa siempre a veneraciones y a aborrecimientos impulsivos, propios de lo coetáneo) resulta incomprensible, y hasta enigmático, entender las causas por las cuales Fernández se distanció de su admirado, y casi idolatrado gurú político...una banalidad, es evidente, no pudo haber roto esa intensa ligazón, una trivialidad no ha de haber sido motivo suficiente para un apartamiento tan drástico...al no explayar (y antes tampoco nunca lo ha hecho al tocar el tema) Fernández las razones del rompimiento, o él descoloca a ex presidente por la supuesta existencia de oscuras causas no admisibles, ni abordables, por parte del ex presidente, o por lo contrario se descoloca él mismo, como un versátil funcionario cuya volubilidad iconoclasta lo llevó hasta la abjuración, silenciosa (y no manifiesta en su momento) e inexplicable de su ídolo, a una especie de herejía injustificable, al apostatar abandonando a una tan preciada figura política.

El aún ahora ferviente y confeso devoto del fallecido ex presidente antes fue, como varios otros miembros del actual "staff" gubernamental, fervoroso partícipe del ahora denostado menemismo, y después lo fue con la misma intensidad del también ahora estigmatizado duhaldismo...¿qué razón, nunca hasta ahora fundamentada por él, lo compulsó a alejarse?...¿cuáles fueron "las diferencias que ... distanciaron", según propia confesión, a él de un prohombre tan inmarcesible, también según su opinión?

De acuerdo al devenir de la nota, todo lleva a suponer que el agrietamiento se debió a alguna falencia propia del ex funcionario, ya que de acuerdo a éste aquel presidente no ofrecía imperfección alguna...por lo tanto, o hay una modificación idolátrica a favor de la imagen del ex presidente muerto encubriendo facetas rechazables de su personalidad, que el articulista decidió ocultar, o aquél tuvo como se menciona una trayectoria impecable, y el articulista no se atreve a sincerar sus yerros personales, que lo condujeron a distanciarse de la egregia figura de su líder que él mismo presenta...sea cual fuere la situación que se planteó, el lector se encuentra ante una neblinosa visión que sólo contribuye a enturbiar aún más el panorama de los entretelones políticos.
Pablo Miquet

jueves, 26 de mayo de 2011

Sarlo y 6,7,8

Días atrás, un promocionado espacio de la TV oficial (que, uno insiste, cumple un rol de "vocero" gubernamental oficialista, y no el estatal apartidario que le corresponde desempeñar) se apartó de su método de invitar solamente a "voces" del sector gobernante, e invitó a la "opositora" Beatriz Sarlo, aunque se cuidó de hacerlo también simultáneamente con dos partidarios del "modelo" : el sosegado y respetuoso pensador Ricardo Forster, y el irascible y confrontativo funcionario Gabriel Mariotto, presidente de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual AFSCA, ex COMFER).

Durante el programa, al cual uno recuerda que Horacio Verbitsky ("alma mater" del diario "Página 12",e identificado plenamente con el actual gobierno nacional) definió como "un show informativo sobre temas políticos"(sic) pues "lo que hacen no es periodismo, es propaganda política"(sic),la escritora y columnista expuso sus opiniones, que fueron en parte refutadas y en parte compartidas por el filósofo Forster, y siempre descalificadas (a veces hasta la descortesía) por el colérico funcionario Mariotto, llegando con frecuencia al límite de una exacerbada iracundia.

Del "staff" permanente del programa, hubo sólo algunas incursiones (en no pocos casos desafortunadas) de las dos periodistas integrantes, una de las cuales reafirmó su condición de "periodista militante", lo que no le impidió concurrir a la entrega de los premios Martín Fierro, premiación que había sido criticada duramente en un programa anterior, aunque esto sólo luego de no haberla recibido, pues antes se había hecho gala en el programa de haber sido incluido en las ternas...uno cree haber visto a esa periodista, sin embargo, sentada a una de las mesas durante el acto de entrega de los premios que tanto se denigraron...en fin, una versión "militante" de la conocida fábula de la zorra y las uvas... En cuanto al inexorable Orlando Barone, un simple recuerdo de su pasado periodístico (recurso habitual en el programa para ridiculizar a la "oposición") por parte de Sarlo lo llamó a un silencio sepulcral durante el resto del programa ...el "conmigo no, Barone" de la escritora ya pasó a la mitología del periodismo como un ejemplo del freno interno del "métier" al gatopardismo mediático y al tartufismo oportunista.

A Beatriz Sarlo se la vio tensa como nunca, e incluso por momentos vacilante, lo que resulta inusual en ella, pero el clima a veces hasta belicoso del ambiente, y el hecho de estar frente a una especie de equipo agresor (sólo Ricardo Forster mostraba cierto espíritu conciliador y cierta aceptación de algunos de los conceptos de la escritora) no era el más propicio para la placidez y el sosiego...no obstante, ella salió más que airosa del "match".

Dos detalles que uno cree dignos de resaltar: uno, positivo, las agallas de Sarlo para concurrir a una entrevista que, ella no ignoraba, sería ardua y virulenta; el otro, negativo, la categórica afirmación de Mariotto al decir que "si sos peronista, sos kirchnerista"(sic),o sea que "si se es peronista pero no se es kirchnerista, no se puede ser peronista", dicho esto en forma perentoria, sin dejar margen alguno a aquellos peronistas que no comulgan con el ideario de la actual conducción...desde su arbitraria posición, el funcionario despotricó contra los monopolios mediáticos, sin notar (o sin importarle) que él estaba hablando desde el monopolio gubernamental partidario de un medio estatal rotalmente manejado por el oficialismo...si hay, según él, "corporaciones mediáticas" privadas, al parecer no tiene en consideración que la TV pública oficial que él defiende es en rigor en estos momentos una "corporación" gubernamental partidaria, tanto o más ideologizada que lo que él le atribuye a aquellas otras.

Dos caras dentro de una misma posición partidaria: la de Forster, aceptablemente dialoguista, y la de Mariotto, autoritariamente intransigente...de salir triunfante una vez más el actual "modelo", ¿cuál accionar, y qué ideario, se impondrán?...el dialogístico expuesto, por lo menos en esta ocasión, por Forster, o el intransigentemente dogmático de Mariotto?
Pablo Miquet

martes, 24 de mayo de 2011

Hienas

Abundan en la Historia ejemplos referentes a la acción de "cortar" algo. El revolucionario Oliver Cromwell,en la Inglaterra del siglo XVII,ordenó cortarle la cabeza al tiránico rey Carlos I,para gobernar luego él en forma también tiránica,y en la Francia del siglo XVIII los revolucionarios Robespierre y Danton ordenaron innumerables cortes de cabeza no sólo de nobles de la corte de Luis XVI y María Antonieta sino también de todo aquel considerado antirrevolucionario,incluyendo hasta a revolucionarios compañeros suyos, algunos de los cuales más tarde hicieron cortar las de los propios Robespierre y Danton.

Los dos ejemplos mencionados son sólo un mínimo exponente que uno recuerda de los múltiples "cortes" registrados por la Historia universal, y también un ejemplo de la opinión de Hannah Arendt cuando dijo que el revolucionario más radicalizado se convierte en un empedernido conservador al día siguiente de la revolución, y de la de Albert Camus cuando dijo que las revoluciones modernas terminan reforzando el poder del Estado...a ninguno de los dos se los puede acusar,en especial a Camus,de ser representantes del "conservadurismo" liberal,ni de la "derecha" antipopular.

Dentro de nuestra Historia patria, bastaría con mencionar los numerosos "degüellos" de unitarios durante el gobierno federal de Juan Manuel de Rosas, incluyendo la decapitación del cadáver de Marco Avellaneda en Metán, luego de ser fusilado por orden de Oribe, adicto a Rosas, para ser exhibida luego su cabeza en el extremo de una pica,como señal de escarmiento.

Sin llegar a esos sangrientos extremos, hubo entre nosotros otros "cortes" por parte de gobiernos anteriores: hubo un censor,apellidado Tato, que se dedicó a cortar películas cinematográficas, quitándoles las partes que él consideraba peligrosas para la moral pública,y hubo también un jefe de policía, cuyo nombre uno ya no recuerda, que se dedicó a hacer cortar el pelo a los jóvenes excesivamente melenudos (uno cree que los legendarios Pedro y Pablo en su "Marcha de la bronca" se refirieron a un "coiffeur de seccional" que rapaba a los pelilargos).

Y ahora,a más de los diarios "cortes" de calles y rutas en protestas "que no se deben criminalizar", no pocas de las cuales tienen su razón de ser, pero no un proceder razonable, aparece otro "corte", ordenado por el secretario de Comercio Interior, tan superpoderoso como inamovible, al sancionar a las consultoras privadas que no "cortan", acortándolos, los datos numéricos reales para adaptarlos a los ficticios índices de inflación "medidos" por el no creíble ya Instituto de estadística y Censos (INDEC).. .o sea, se castiga con multas a quienes dicen la verdad, a quienes se niegan a la falsedad, cuando el supermercado (según la voz de la CGT confirma) indica la veracidad de los datos privados, y la mendacidad de los oficiales.

Pasando de la historia real a historias imaginarias, se cuenta que en la sabana africana la hiena, fiel emisaria del majestuoso león, obligaba al resto de los animales, siguiendo las directivas de su jefe, a actuar con engaños unos con otros, según las circunstancias...finalmente, todos ellos, conjuntamente, se confabularon para desenmascarar a la hiena, lo que hizo que el león, para mantener su autoridad real, desautorizara a la hiena, a la cual desde entonces no le cabe más que rondar en torno a su antiguo protector, alimentándose con los despojos que éste le va dejando a su paso. Como dijo el filósofo español Fernando Savater, recientemente denostado por nuestro jefe de Gabinete), los chacales son siempre seguidores devotos de los leones, porque saben que a su paso nunca les faltarán piltrafas para devorar.
Pablo Miquet

sábado, 21 de mayo de 2011

Apuntalamiento

El dirigente gremial Omar Plaini, que representa sindicalmente al gremio de vendedores de diarios, es seguramente el más lúcido, el más racional, el más "dialogador", a la vez el menos "exabrúptico" y el menos impulsivo, entre todos sus pares sindicales.

Por eso, llama a la reflexión y al desconcierto cuando él dijo, refiriéndose al Gobierno Nacional actual, que "cuando nosotros decimos que lo apuntalamos, estamos diciendo que, concretamente, estamos acompañando esta gestión, sin que esto signifique que no haya ningún punto de fricción"(sic).

En la voz tal vez más serena y conciliatoria del ámbito "cegetista", dentro de esta opinión llamó la atención el verbo "apuntalar", palabra que significa "apoyar", "sostener", pero también "asegurar", "reforzar" algo que corre riesgo de desmoronamiento.

En boca de un dirigente que sabe manejar muy bien el lenguaje, desorienta al receptor cuál ha sido la intención del emisor: ¿fue solamente una simple manifestación de apoyo?...¿fue una mera imprecisión semántica?...¿fue una ambigüedad expresiva?...fue una expresión nacida desde el inconsciente, que exteriorizó una íntima sensación?...¿fue una velada alusión a que, por lo menos en parte, el "modelo" se está desmoronando?...e incluso, ¿puede haber sido una sutil y perspicaz advertencia dirigida al Ejecutivo a fin de defender el área territorial gremial, ante los aparentes avances gubernamentales intentando invadir, o por lo menos controlar, territorios que el sindicalismo considera ya propios, e incolonizables desde el oficialismo?

En la reunión de la cúpula cegetista en La Plata, uno cree que, si bien mancomunadamente los dirigentes de las diversas agrupaciones de trabajadores reafirmaron su intención de "apuntalar" la actual gestión gubernamental y de apoyar la reelección de nuestra Presidenta, simultáneamente deslizaron algo más que sugerencias sobre la necesidad que el Gobierno Nacional tiene indefectiblemente del "apuntalamiento" brindado por la central obrera.

Pablo Miquet

jueves, 19 de mayo de 2011

Happy Few

Nuestro versátil y polifacético (pues a su función específica une la de vocero informal del oficialismo, la de denostador paraoficial de la oposición, y varias otras más) jefe de Gabinete dijo recientemente que era "impensado" que nuestro país careciera de una línea aérea de bandera, como es Aerolíneas Argentinas, pues "hay lugares aerodependientes" a los cuales las líneas comerciales no acceden, pues quieren quedarse sólo con "destinos hiperrentables...y no nos quieren llevar al resto del país" (sic).

Justificando las enormes pérdidas millonarias diarias que le significan al Estado argentino mantener esa línea de bandera (que en 2010 significó una pérdida de $ 6,18 millones por día),que según el joven presidente de la empresa recién en 2012 dejará de dar pérdidas, cuyos detalles precisos se desconocen pues Aerolíneas no presenta públicamente balance alguno...y uno piensa, ¿a cuáles destinos internos viaja nuestra línea de bandera?...sólo a aquellos que si no "hiper" sí son mediana o mínimamente rentables...y también piensa, ¿qué proporción de argentinos y argentinas viajan por vía aérea?...solamente un ínfimo porcentaje de ellos, pues la mayoría no pueden solventarse un pasaje en avión, y además los vuelos estatales tampoco llegan a todos los puntos de nuestro país, sino tan sólo a los más importantes, o sea que es un servicio para los "happy few" que los pueden pagar, y que deben viajar a centros urbanos de gran o al menos relativa importancia.

En resumen, "nacional" por bandera, pero nada "popular" por los costos y por los destinos...y viene a cuenta la actuación que uno tuvo como jurado en un reciente concurso literario sobre el tema "Los pueblos olvidados", donde a los integrantes de dar la premiación nos llamó la atención que en casi la mitad de los trabajos presentados los participantes del certamen relacionaban el olvido, e incluso la agonía, de algún pueblo con la desaparición del ferrocarril : la pérdida del tren significaba a la vez la decadencia del lugar, como si las vías férreas fuesen arterias que, en vez de sangre, llevaran trenes como elemento vivificador, oxigenador, y desde los rieles transmitieran vida.

Una infortunada medida de un gobierno anterior decidió que "ramal que para, ramal que cierra", y así fueron expirando lentamente tantos pueblos, tantas localidades, tantos simples parajes, condenando a sus habitantes ,por no ser "aerorrentables", a desconectarse personal y comercialmente con centros urbanos más importantes.

A casi ocho años de la asunción de la corriente gubernamental actual, que al principio soñó miliunanochescamente con el "tren bala", poco o nada se ha hecho en favor de tantas poblaciones "nacionales y populares" cuyos habitantes suelen estar entre "los que menos tienen"... tampoco tienen ahora el tren que antes tuvieron, que los integraba físicamente a otros órganos viscerales del cuerpo patrio.

A más de los viajes corporales, hay otros viajes, mentales, hacia el pasado, que no pocas veces sirven para recomponer el rumbo orientador, y retomar la senda adecuada...sin embargo, el hiperoficialista diputado nacional Carlos Kunkel, de controvertida actuación en los años ´70,afirmó días pasados durante un reportaje televisivo que el denominado "Peronismo Federal" ha quedado "desactualizado en el tiempo"(sic)...y uno piensa, ¿no lo está él al aferrarse a un "setentismo" que el propio peronismo democrático está intentando superar?

Durante esa misma entrevista, el diputado reafirmó una visión personal, declarando que los peronistas deben ser leales, honestos y capaces, recalcando tres veces que en ese mismo orden, lo que uno supone que ningún peronista realmente honesto comparte, pues es un concepto cercano a la "Omertà" siciliana y al vasallaje medioeval ,donde la "lealtad" es y era lo primordial, por encima de otras condiciones...la honestidad debe ser la base, en cualquier partido político, sobre la cual asentar el resto de las virtudes exigidas a los gobernantes.

Pablo Miquet