miércoles, 6 de julio de 2011

Semper fi


Desde el atril, el Ejecutivo consideró como uno de los principales, si no el principal, méritos del actual ministro de Economía como para ser elegido candidato a la vicepresidencia del país en las próximas elecciones, a la lealtad que él demostró en todo momento hacia la jefatura del "modelo" que actualmente nos gobierna.
Es evidente que esa condición, la lealtad, prima sobre otras exigencias partidarias, y uno ya mencionó en estas páginas semanas atrás que uno de los diputados hiperoficialisstas más aferrado a la gestión gubernamental afirmó durante un reportaje televisivo que "los peronistas deben ser leales, honestos y capaces", insistiendo tres veces en considerar estos requisitos en ese estricto orden, o sea priorizando la lealtad.
Uno, al escuchar desde otras voces, algunas de ellas tanto o más peronistas que la del diputado mencionado, oyen que en rigor ellas priorizan la honestidad y la capacidad como algunas de las principales virtudes de los gobernantes y de sus funcionarios...la lealtad, cuando es indiscriminada y visceral, suele llevar a la obsecuencia, a la parcialidad, e incluso al favoritismo injusto.
Esa lealtad, exaltada tanto en los comienzos del justicialismo, parecería en estos momentos preeleccionarios una condición "sine qua non" se puede acceder al futuro gobierno del país...sin embargo, parece que ese requisito rige sólo para algunos "happy few", como dicen los sajones, o sea sólo para algunos pocos afortunados...en base a declaraciones públicas de algunos que han sido relegados o directamente excluidos de las listas, y en base a borrosas observaciones que recibe el ciudadano de otros marginados políticos que no exteriorizan abiertamente su desagrado por su destierro en los listados y sólo lo murmuran en voz baja, uno puede notar que no pocos de los que actuaron "semper fidelis", como decía el latino para expresar una fidelidad para siempre, no han sido incorporados en lista alguna : sindicalistas fidelísimos, legisladores devotos, funcionarios gubernamentales incondicionales, adherentes "extraoficiales" absolutamente oficialistas...
Desde todos esos estamentos se oyen veladas, y no tanto en muchos casos, quejas, o se escuchan trascendidos no públicos, todo ello relacionado con esta preselección entre elegidos y réprobos, entre favorecidos y abandonados, entre bendecidos y excomulgados....y uno no puede dejar de pensar que en no pocos de estos casos la utilidad se impone sobre la lealtad supuestamente tan exigida, pues la fidelidad se subordina a lo utilitario.
Haciendo una mala comparación, como popularmente se dice, u no recuerda que durante el ejercicio de la profesión con no poca frecuencia pudo observar que cuando un galgo añoso perdía velocidad, o un perdiguero su olfato, era abandonado a su suerte en medio del campo : si no era provechoso, ya se lo catalogaba como inservible; si el rendimiento no era ya eficaz, la anterior lealtad no importaba nada... si este parecer resulta doloroso observarlo en el hombre con respecto a seres irracionales, tanto más impacta cuando el hombre lo realiza sobre otro ser humano.
No escasos episodios históricos, se ha comentado más de una vez, se han desarrollado en torno a lealtades y traiciones, alrededor de elecciones preferenciales y de prescindencias arbitrarias, y la naturaleza humana seguramente lo seguirá manifestando en el futuro... William James dijo somos nuestros hábitos, somos la acumulación de nuestras acciones...y uno se pregunta, ¿confluyen todas estas mezquinas y nocivas acciones acumuladas como para poder en conjunto condicionar nuestros hábitos en forma tan decisiva?

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