martes, 28 de junio de 2011

De mezquindades y frenesíes

Uno ha desaprobado más de una vez en estas mismas páginas diversas expresiones sarcásticas a las que no infrecuentemente recurre nuestra Presidente en sus discursos al referirse a la "oposición" en general, o a alguno de sus integrantes en particular.

Pero, hay que decirlo también, son ineludiblemente censurables los desafortunados comentarios de otros dos candidatos, al próximo período presidencial nacional en un caso, y a una gobernación provincial en el otro, ambos por partidos de la "oposición", al aludir con sus pareceres a la muerte de nuestro anterior presidente y al estado de viudez de nuestra Presidente.

En ambos casos, y agravados más aún por provenir de personas con un alto nivel de instrucción (e "instrucción" no implica la misma significancia que "cultura", entendido este último término en su acepción más popularmente generalizada), se ha recurrido a hirientes, e incluso de mal gusto, comentarios que no por ocurrentes dejan de ser lesivos para la persona que ejerce la presidencia de la Nación, y son desprestigiantes para quienes los han emitido.

Uno ya se ha habituado a oir improperios injuriosos en boca de funcionarios públicos (desde niveles ejecutivos y ministeriales para abajo), en boca de "voceros" oficiales varios, en boca de "voceros" paraoficiales, en boca de adherentes rasos al oficialismo, pudiéndose incluir también en este grupo declaraciones antisemitas por parte de la "Madre" más mediática - y menos venerable - y por parte de uno de los "piqueteros" más progubernamentales, y también se ha habituado a oirlos en boca de diversos integrantes de las variadas (e intermutables) "oposiciones", pero las citadas al principio de estas líneas rozan un irreverente "humor negro" y un innegable halo de ofensivo "graffitti",en uno de los casos hacia alguien ya muerto,y en el otro hacia alguien vivo dedudo del éste.

Se podría haber recurrido (y se hubiese debido recurrir) a otras maneras menos injuriantes para decir lo mismo con más "clase", para expresar la misma idea ,si esa era la opinión del emisor ,sin hacerlo de manera chabacana, sino con mayor "savoir faire" y con menor agravio verbal para aquellos receptores del mensaje que comulgan con el oficialismo y con sus figuras emblemáticas...si lo cortés no quita lo valiente, tampoco lo correcto quita la censura...no todas las personas pueden ser ingeniosas e incisivas como lo era Oscar Wilde,ni elegantemente lapidarias como era nuestro "Manucho" Mujica Lainez,y aquellas que no lo son deben aceptar sus limitaciones al querer ser irónicamente agudos en sus declaraciones,absteniéndose de recurrir a "touches of humour" inoportunos.

Si las comentadas expresiones desde labios de la oposición resultan no sólo desafortunadas sino incluso ignominiosas, también incomoda al argentino no "oficialista" el planificado propósito de endiosar laicamente, como a una dedidad profana,a nuestro anterior presidente,rodeando a su figura con un simbolismo casi religioso,al punto tal de referirse a él justamente utilizando sólo ese pronombre,"Él",tal cual se usa para aludir a una divinidad suprema, ya más que humana...hasta se llegó a sugerir su participación desde la ultratumba,como la de el rey muerto en "Hamlet",en este caso actual trasladado por un viento sureño para rondar en torno al Ejecutivo como lo hacía aquel otro viento que giraba alrededor de Preciosa en el bello poema de García Lorca.
Nuestro anterior presidente fue alguien que, como casi todo ser humano (y lo de "casi" va para excluir excepciones como, por ejemplo, Teresa de Calcuta) tuvo aciertos y errores,brillos y opacidades, y hay que dejar que el tiempo, sabio seleccionador, establezca con los años su verdadera ubicación en el santoral de la Patria...el apresuramiento y la exaltación nunca fueron buenos consejeros en ese plano. En resumen, mezquindades irreflexivas por un lado, vehemente frenesí idolátrico muy bien programado por el otro...¿por qué no recurrir,en ambos casos,a la ecuánime mesura y al sensato autocontrol? Pablo Miquet

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