Demostrando un disciplinado y uniforme "relato", tanto el
ministro del Interior como los ministros de Economía y de Trabajo, el jefe de
Gabinete, el jefe de la bancada oficialista en la Cámara Baja ( y ex
candidato a la gobernación santafesina), e incluso algún senador del
oficialismo, coincidieron en "denunciar" maniobras desestabilizadoras
y "destituyentes" (Carta Abierta dixit) de los "monopolios
mediáticos hegemónicos corporativos" periodísticos, haciendo directa
alusión a los diarios "La Nación" y "Clarín", considerándolos
exponentes e instigadores del accionar de la oposición contra el oficialismo.
Como muletilla constante, los acusan de desinformar al pueblo, de
publicar "mentiras"(sic) sobre el "modelo" gobernante, de
exagerar los escasos (que no son tan pocos) errores del Gobierno, de
resaltar los aciertos (que sí son pocos) de la oposición...en fin, de buscar
por diversos caminos influir mendazmente en el pensamiento del pueblo
argentino, distorsionando la información y alterando la realidad.
Es sorprendente que, sin embargo, esos mismos funcionarios no tengan en
consideración que el oficialismo recurre a lo mismo, y con la misma
intención, a través de los cada vez más numerosos medios de opinión
impresos, radiales y televisivos de los que dispone, en los cuales el
"modelo" realiza lo que él dice que los medios opositores hacen, haciéndolo
él con un estilo y con un léxico que distan bastante de la corrección, y se
acercan con frecuencia a la vulgaridad, e incluso a la grosería..
Y uno recuerda diversas situaciones que parecen anticipar a las
actuales, algunas relativamente recientes, y otras bastante lejanas ya... entre
las primeras, están las acusaciones que el Gobierno nacional hizo sobre
maniobras fraudulentas en las cercanas elecciones provinciales chubutenses, donde
hasta obligó a un recuento "voto a voto" (que al final le dio la
victoria al candidato opositor...aunque éste, apenas elegido, cambió de
bando... el Gobierno perdió la votación, pero ganó al gobernador...como para
uno de los cuentos de Pago Chico del divertido Chamico)
Y uno piensa, ¿cómo, unos pueden cuestionar, en incluso sospechar de manejos
electorales distorsivos, y otros ni siquiera pueden volcar opiniones ajenas periodísticamente?...
¿cuál es la finalidad del partido gobernante: desarticular las
"corporaciones mediáticas", o acallar toda información cuando a él no
le place que se difunda?
Y, entre los recuerdos más remotos, uno no puede olvidar el operativo
contra la prensa no adicta al régimen durante el primer período peronista, que
culminó, con llamas incluidas, en la expropiación del diario "La
Prensa" y, más cercano a nosotros, el intento no peronista sino radical
durante el gobierno de Raúl Alfonsín, cuando el ministro Troccoli acusó a una
decena de periodistas (entre ellos a uno que firmaba con el seudónimo de Daniel
Luppa), e incluso temporariamente se los detuvo, adjudicándoles intentos
desestabilizadores, y hasta de amenazas de atentados contra
establecimientos escolares.
El operativo oficial actual exhibe un sincronizado mecanismo hábilmente
aceitado, y preanuncia tal vez un futuro conflictivo no muy lejano para quienes
crean necesario y oportuno discrepar con el accionar gubernamental...entre
tanta embestida focalizada, brillan sensatamente las palabras reflexivas del
presidente de la Suprema Corte de Justicia, que dijo textualmente que "la
verdad hay que comunicarla, sea cual fuere el efecto y se moleste quien se
moleste ;la crítica favorece y fortalece el discurso público en una sociedad.
Si nos critican, mejoramos; no debemos enojarnos por eso "
No es infrecuente que la intolerancia busque el amparo de las sombras
para actuar: uno recuerda, en la Francia del siglo XVI, la sangrienta
"Noche de San Bartolomé" que diezmó a los hugonotes protestantes... y
en la Alemania rumbo al nacionalsocialismo, de la "Noche de los
cristales rotos" destrozando las vidrieras de los judíos... y, entre nosotros,
durante gobiernos militares, la "Noche de los bastones largos" contra
universitarios, y la "Noche de los lápices" contra estudiantes aún
adolescentes...en todos estos casos, la oscuridad como cómplice de la
injusticia, las tinieblas embozando lo injustificable, la penumbra cubriendo lo
arbitrario.
Y uno piensa ¿esta campaña, hecha a pleno sol (plagiando a René
Clement), tan estructurada, tan programada, tan uniformemente proyectada, no
estará planificada en base no a la violencia física como en los casos antes
citados, pero sí en base al descrédito popular hacia los denominados
"monopolios mediáticos hegemónicos corporativos", por eludir éstos el
"relato" orquestado por el oficialismo?... ¿no será un prólogo de
incursiones más efectivas que la palabra sobre aquellos diarios?
El ministro del Interior acusó expresamente a los dos diarios
capitalinos de mayor tiraje de "tener una actitud que atenta contra la
democracia" (sic)... seguramente el señor ministro ignora que George
Orwell, autor de esa escalofriante novela de política-ficción que es
"1984" dijo algo así como que si la libertad significa algo, ese algo
es tener el derecho de decirles a los demás lo que ellos no quieren oír... o
sea, lo que no aceptan escuchar, lo que se niegan a reconocer, lo que prefieren
acallar...uno recuerda haber leído en "El miedo a la libertad", de
Eric Fromm, que el hombre suele temer el hecho de disponer de su propia
libertad, suele no animarse a ejercerla...en este caso puntual, como en tantos
otros, se da algo diferente : es el gobernante el que teme a la libertad de
pensamiento del gobernado, para lo cual trata de dificultar la libertad de
de palabra a través de la información pública, y la libertad de acceso a ella
por parte del ciudadano.
Pablo Miquet
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